La venganza de Don Mendo

Risas, venganza, amoríos, trovadores irresistibles, más venganza, moras de la morería, ripios, reyes y reinas infieles, parodia, nobles libertinos, intriga, dolor de barriga… La venganza de don Mendo lo tiene todo, querido lector. Estrenada en 1918, la descacharrante obra de Pedro Muñoz Seca lleva más de cien años divirtiendo a todo tipo de público tanto sobre las tablas de un escenario como en el cine. Ahora, por fin, llega la versión en cómic, para todos los mendas, de don Mendo.

Don Mendo, un joven noble leonés, mantiene relaciones a escondidas con la hija de Don Nuño Manso de Jarama, Magdalena, a la cual idolatra. Todas las noches trepa por una escala para hacerle la corte y otras cosas.
Don Nuño sin previo aviso, decide casar a su primogénita con un rico privado del Rey, Don Pero de Toro.

Magdalena, encantada de ascender socialmente, acepta, pero necesita que su amante sea borrado del mapa, claro está. En una de las visitas nocturnas de Don Mendo, Don Pero y Don Nuño (bueno, y todos los ocupantes del castillo) descubren a los amantes con las manos en la masa. Don Mendo, esforzado y caballeroso, se inculpa alegando que entró al castillo para robar, puesto que todavía ama a Magdalena y quiere proteger su honor.

Nuestro héroe acabará encarcelado, por orden de don Nuño (algo que se esperaba) y emparedado, por orden de su adorada Magdalena, (algo que sí que no se esperaba). Su amante, en realidad, no ama a nadie más que a sí misma.

La venganza de Don Mendo es, junto a La vida es sueño y Don Juan Tenorio, una de las tres piezas más representadas en la historia de la literatura española, y ello a pesar de que la obra de Muñoz Seca se estrenó en 1918.

Pertenece al género teatral del Astracán o Astracanada, que surgió gracias a Pedro Muñoz Seca y a otros dos autores, Pérez Fernández y García Álvarez. Se inspiraron, en su creación, en el género humorístico británico del nonsense y el teatro de Gilbert y Sullivan. En el Astracán se dan situaciones absurdas, se utilizan numerosos juegos de palabras (sobre todo retruécanos), ripios y en el que se da a luz a un personaje nuevo y fundamental: el fresco.

El cómic es un medio literario cuya narrativa coincide con la del lenguaje audiovisual. Es la herramienta perfecta para adaptar la literatura clásica, acercándola al público actual, acostumbrado a consumir contenidos en pantalla.